sábado, 30 de agosto de 2014

Fin de los Tiempos: (Relatos II) La última misión de Malus Darkblade



Gracias a todos por los comentarios de la entrada anterior. Me alegro de que os gusten los relatos del libro que ya os digo que son una auténtica pasada.

Ahora es el turno de los Elfos Oscuros, en pleno cónclave tras la vuelta de Malekith de no se sabe dónde mientras su nación se enfrenta a las hordas de Valkia la Sanguinaria.

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-¡Inútiles, todos vosotros! ¡Inútiles! —gritó Malekith, golpeando con el puño la mesa de madera. Sangre seca cayó del guantelete, manchando de polvo rojo el mapa.
    Kouran observó los dedos de hueso, cada uno de ellos marcando la última ubicación conocida de una horda de bárbaros, esparciéndose por la extensión de piel desollada. Como cartógrafo, Rath Lenguanegra había sido una importante decepción, pero como mapa, era inestimable.
    Unos cincuenta de los consejeros más cercanos, todos los que habían podido ser reunidos tras romper el asedio, estaban presentes en la cámara en penumbra. Ninguno de ellos habló; nadie quería ser el primero en atraer la atención del Rey Brujo. Kouran se fijó en quienes se habían encogido cuando el puño de Malekith se había desplomado sobre la mesa. Los que no tenían el coraje suficiente para desafiar a su amo eran en los que se podía confiar.
    Kouran se dio cuenta de que la mayoría del consejo mostraba expresiones respetuosas y solemnes, pero no todos. Malus Darkblade, el bastardo señor de Hag Graef, apenas podía esconder su triunfo. Kouran decidió que tenía que hacer algo con él. Si podía creer en sus espías —y Kouran había torturado a demasiados hasta la muerte como para pensar que sólo unos pocos tenían el estómago suficiente para engañarle—, el ambicioso Darkblade estaba reuniendo aliados para una rebelión. Sí, algo tenía que hacer con él, y pronto.
    -Nuestra campaña contra la odiada Ulthuan se retrasará hasta que los bárbaros sean... humillados —Malekith continuó en un peligroso susurro, con su temperamento quizá ya sosegado—. Acepta nuestras disculpas, lady Brackblood, ya que sabemos que este iba a ser tu momento.
    El mal genio del Rey Brujo estaba bajo control una vez más, si es que se había excitado anteriormente. Incluso Kouran no podía decir con seguridad cuándo su amo usaba la ira como efecto teatral.
    A la izquierda de Kouran, Drane Brackblood esbozó una sonrisa depredadora.
    -Su majestad es muy cordial—dijo, con una voz como la seda cuando se corta con un cristal roto.
    Había conspirado mucho tiempo y muy duramente para que le dieran el control de la flota invasora, pensó Kouran, pero tenía el conocimiento suficiente como para no mostrar su decepción ante el consejo. Eso lo haría en su casa y, si los rumores eran ciertos, con el prisionero muy especial que estaba encadenado en la mazmorra más profunda de su mansión.
    -Todos los ejércitos anclados en Naggarong y Hag Graef desembarcarán y comenzarán a marchar hacia el norte inmediatamente —anunció Malekith—. Nosotros dirigiremos el contraataque personalmente.
    Se detuvo un instante.
    -Pero quizá debamos tener alguna consideración con nuestra real madre. Después de todo, ha probado ser una servidora real en el pasado.
    Kouran observó cómo la mirada de Malekith recorría la habitación. Aunque se recibiera la petición de un favor real, se trataba de una tarea peligrosa y desagradecida. ¿Quién sería el elegido? Él era demasiado valioso al lado de Malekith. ¿Ebnir Soulflayer, quizá? En realidad merecía algo peor por su fracaso en el norte. ¿O a lo mejor Hellebron? Había cierta diversión en enviar a la Reina de la Sangre en Har Ganeth a ayudar a su mayor rival, pero Kouran sospechaba que Malekith no podía permitirse ofender al Culto del Dios del Asesinato.
    -Lord Darkblade —dijo al final el Rey Brujo, con aprecio helado en cada sílaba—, ¿quizá vos nos haríais este favor personal? Aseguraos de que elegís a los mejores guerreros a vuestra disposición para que os acompañen.
    Kouran vio con regocijo secreto cómo la máscara de Malus Darkblade caía por un segundo. El príncipe oscuro de Har Ganeth entendía a la perfección los peligros de la misión, pero difícilmente podía rechazarla.
    Darkblade hizo una reverencia.
    -Claro, majestad.
    -Entended, Lord Darkblade, que estamos preocupados de que haya habido traiciones en el norte. Tomad cualquier represalia que consideréis oportuna, pero sabed que esperamos que nuestra madre nos sea devuelta... ilesa. Cualquier otra preocupación es secundaria. Haced esta tarea, y hacedla bien, y no seremos poco generosos. Pero estad avisado de que ya no tenemos, y desde hace mucho, nuestra tolerancia al fracaso. 
    -Se hará como ordenáis, majestad —respondió Darkblade, con su intelecto sin duda trabajando ya.
    Kouran dejó que su mente vagara mientras la conversación se centraba en los detalles de la campaña venidera. El orden natural de Naggaroth ya había sido respuesto, o casi. Los bárbaros serían destrozados y, con suerte, al menos una sabandija traicionera recibiría su merecido.
    Hoy había sido un buen día, y los siguientes serían aún mejores. 

5 comentarios:

  1. juajuajuajua!
    malus vs valkia? una historia digna de ser leída joder!
    ya tengo ganas de leer mañana la de los asur, eres un grande tio!

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  2. Muy bueno,yo todavía no tengo.el libro a ver si me le pillo.A ver si sale algo sobre Bretonia.

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  3. Una pasada... que interesante está todo.
    Gracias compañero

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  4. Con ganas de seguir viendo que va pasando por el resto del mundo.
    Gracias de nuevo por el trabajo de traducirlo.

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